Extendiendo la Doctrina Apostolica

viernes, 15 de julio de 2011

¿Dónde se Originó la Hipótesis de “la Trinidad de Dios”?




En muchísimas partes, la Biblia recalca que solo hay un Dios, pero nunca dice que Él sea tres en uno, o tres en algún sentido significativo. El número tres no tiene nada que ver con Dios, mientras que el número uno está ligado directamente con Dios. La trinidad es una teoría totalmente ajena a la Santa Escritura.   

“Oye, Israel; Jehová nuestro Dios, Jehová uno es” (Deuteronomio 6:4)

La doctrina de la Unicidad (Único) y de la Unidad (Uno) de Dios, está claramente expuesta en las Santas Escrituras, desde el primer versículo de la Biblia (Génesis 1: 1) hasta el último versículo de ella (Apocalipsis 22:21). La Biblia no es trinitaria, es Cristocéntrica.

El monoteísmo puro está expuesto en todas las páginas de la Escritura, sin dar lugar a ninguna duda. Los escritores bíblicos tanto del Antiguo Pacto como del Nuevo, eran monoteístas unicitarios, todos sin ninguna excepción. En las páginas gloriosas de la Biblia, no existe ninguna evidencia de tres personas en la Deidad.

Surge entonces la pregunta: ¿En dónde se originó la hipótesis trinitaria? Si examinamos la historia de la humanidad, en ella hallaremos muchas respuestas.

En la antigüedad, antes de la era apostólica, los babilonios,  los asirios y los siberianos, ya tenían a su propio dios trino representado en un triángulo equilátero, con uno de sus integrantes en cada esquina, que representaba a la Trinidad. Este triángulo, también  fue adoptado siglos más tarde por Roma y todas sus hijas. Los egipcios tampoco eran la excepción: ellos tenían también a su dios trinitario compuesto de tres personajes: Ra, Amon y Ptah. La religión pagana del hinduismo, no se quedaba atrás con sus tres dioses: Brama, Shiva y Visnú. El budismo, tiene la tricaya, compuesta de la realidad celestial, la realidad cósmica y la realidad eternal. Algunos sectores del budismo usan un buda con tres cabezas. El Taoísmo entronizaba a una trinidad compuesta de Jade, Lao Tzú y Ling Pao, al que denominaban las tres purezas. Observando todo esto, concluimos que la Trinidad, no se originó en la Biblia, ni en el cristianismo apostólico, sino en las creencias religiosas y filosóficas paganas ya existentes en la antigüedad, que desde Babilonia se extendieron por el mundo y de ellas tomaron sus raíces.

Surge entonces otra pregunta: ¿Cómo llegó esa hipótesis pagana a infiltrarse en el cristianismo? Al examinar el libro de los Hechos de los Apóstoles, que nos narra unos treinta y dos años de vida de la iglesia primitiva fundada por el Señor en el día de Pentecostés, no hallamos ninguna evidencia acerca de esa concepción filosófica. No existe ningún versículo que sostenga semejante horror doctrinal como es el de la Trinidad. Es necesario explicar que en la iglesia primitiva se dio el concilio de Jerusalén, pero este no fue promovido para tratar asuntos doctrinales sobre la esencia de Dios, tales como la Unidad y la Unicidad de Dios, o la esencia de Cristo, sino para aclarar lo concerniente a la Ley y el Nuevo Pacto.

Respecto a la doctrina de la Unicidad y de la Unidad de Dios, los discípulos de Jesús no tenían ninguna discrepancia, ni alejamientos colectivos ni individuales de la doctrina revelada. Todos predicaron a Jesucristo como el único y verdadero Dios. Todos bautizaron en el nombre del único Dios: Jesucristo. Todos y cada uno de ellos anunciaron la salvación en el nombre del único que puede salvar: Jesucristo (Hechos 4:12). Todos anunciaron a Jesús como el único medio de justificación. Todos, sin excepción, anunciaron que en el nombre de Jesús, Dios perdona los pecados, etc.

Además, en ninguna parte del concilio de Jerusalén, se hace mención de papas, cardenales, curas o monjas. Este concilio fue, según el testimonio de la Biblia, dirigido por los apóstoles. Esto es una clara evidencia de que no existía el catolicismo romano.

Algunos afirman que fue en el primer concilio ecuménico, el concilio de Nicea (325 d.C.), que bajo la tutoría de Constantino (emperador pagano), se originó la teoría de la trinidad. Realmente no fue allí, pues fue solo hasta casi cuatrocientos años después de Cristo, que el concilio de Constantinopla afirmó la teoría de la trinidad. Para esa época, los apóstoles ya habían muerto todos, y la tierra estaba llena del conocimiento de un solo y verdadero Dios, que se manifestó en carne como Jesucristo. Fue, pues, en el concilio de Constantinopla (381 d.C.), en el que surgió el planteamiento de que hay tres personas distintas que encierran un solo Dios verdadero; que estas personas son coiguales, coeternas y cosustanciales; y que estas tres personas son el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.  En el Concilio de Constantinopla se negó rotundamente la Unicidad de Dios y por ende la absoluta Divinidad de Jesucristo, doctrinas que están establecidas por el Espíritu Santo en la Palabra de Dios y fueron defendidas por los apóstoles ungidos por el Espíritu Santo. En el seno del Concilio de Constantinopla, surgió por fin una idea de lo que se conoce como el trinitarismo ortodoxo, de tres personas coiguales, cosustanciales y eternas.

En la segunda mitad del siglo quinto, apareció un credo conocido como el Credo de Atanasio, que es la fuente de fe de los trinitarios, y el escrito extrabíblico con el cual los trinitarios reinterpretan a la Santa Escritura. Al igual que todas las demás sectas, los trinitarios tienen este escrito extrabíblico al cual le creen más que a la Biblia, y con el cual no pueden ver la verdad de la Escritura. Dicho credo también se conoce como “Quicumque” por sus primeras palabras en la versión latina. Se le llama de San Atanasio, no porque lo escribiera Atanasio, sino porque recoge las expresiones e ideas de Atanasio (no las de la biblia).  Transcribo a continuación y literalmente dicho credo:

“EL CREDO DE SAN ATANASIO

Todo el que quiera salvarse, ante todo es menester que mantenga la fe Católica; el que no la guarde íntegra e inviolada, sin duda perecerá para siempre.

Ahora bien, la fe católica es que veneremos a un solo Dios en la Trinidad, y a la Trinidad en la unidad; sin confundir las personas ni separar las sustancias. Porque una es la persona del Padre y el Hijo y otra (también) la del Espíritu Santo; pero el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo tienen una sola divinidad, gloria igual y coeterna majestad. Cual el Padre, tal el Hijo, increado (también) el Espíritu Santo; increado el Padre, increado el Hijo, increado (también) el Espíritu Santo; inmenso el Padre, inmenso el Hijo, inmenso (también) el Espíritu Santo; eterno el Padre, eterno el Hijo, eterno (también) el Espíritu Santo.

Y, sin embargo, no son tres eternos, sino un solo eterno, como no son tres increados ni tres inmensos, sino un solo increado y un solo inmenso. Igualmente, omnipotente el Padre, omnipotente el Hijo, omnipotente (también) el Espíritu Santo; y, sin embargo no son tres omnipotentes, sino un solo omnipotente. Así Dios es el Padre, Dios es el Hijo, Dios es (también) el Espíritu Santo; y, sin embargo, no son tres dioses, sino un solo Dios; Así, Señor es el Padre, Señor es el Hijo, Señor (también) el Espíritu Santo; y, sin embargo, no son tres Señores, sino un solo Señor; porque así como por la cristiana verdad somos compelidos a confesar como Dios y Señor a cada persona en particular; así la religión católica nos prohíbe decir tres dioses y señores. El Padre, por nadie fue hecho ni creado ni engendrado. El Hijo fue por solo el Padre, no hecho ni creado, sino engendrado. El Espíritu Santo, del Padre y del Hijo, no fue hecho ni creado, sino que procede.

Hay, consiguientemente, un solo Padre, no tres padres; un solo Hijo, no tres hijos; un solo Espíritu Santo, no tres espíritus santos; y en esta Trinidad, nada es antes ni después, nada mayor o menor, sino que las tres personas son entre sí coeternas y coiguales, de suerte que, como antes se ha dicho, en todo hay que venerar lo mismo la unidad de la Trinidad que la Trinidad en la unidad. El que quiera, pues, salvarse, así ha de sentir de la Trinidad.

Pero es necesario para la eterna salvación creer también fielmente en la encarnación de nuestro Señor Jesucristo. Es, pues, la fe recta que creemos y confesamos, que nuestro Señor Jesucristo, hijo de Dios, es Dios y hombre. Es Dios engendrado de la sustancia del Padre antes de los siglos, y es hombre nacido de la madre en el siglo: perfecto Dios, perfecto hombre, subsistente de alma racional y de carne humana; igual al Padre según la divinidad, menor que el Padre según la humanidad. Mas aun cuando sea Dios y hombre, no son dos, sino un solo Cristo, y uno solo no por la conversión de la divinidad en la carne, sino por la asunción de la humanidad en Dios; uno absolutamente, no por confusión de la sustancia, sino por la unidad de la persona. Porque a la manera que el alma racional y la carne es un solo hombre; así Dios y el hombre son un solo Cristo. El cual padeció por nuestra salvación, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos, está sentado a la adiestra de Dios Padre omnipotente, desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos, y a su venida todos los hombres han de resucitar con sus cuerpos y dar cuenta de sus propios actos, y los que obraron bien, irán a la vida eterna; los que mal, al fuego eterno.

Esta es la fe católica y el que no la creyere fiel y firmemente no podrá salvarse."

Como usted podrá observar amable lector, esta enseñanza pagana de las tres personas, genera inmediatamente controversia, confusión, perplejidad, desconcierto y desconfianza. El llamado “Credo de los apóstoles” y el "Credo de Atanasio, no fueron escritos por los apóstoles de Cristo, porque ellos habían ya muerto muchísimos años atrás. Estos credos sencillamente fueron otro de los engendros del catolicismo romano.

Esta concepción emanada del concilio de Constantinopla, es claramente trinitaria, y además es antibíblica, pues no representa la verdad contenida en las Santas Escrituras, sino el reflejo de pensamientos aislados, que distan “años luz” de la revelación de la verdadera doctrina de los apóstoles y de la verdadera identidad de Jesucristo. La teoría de un dios en tres personas, no tiene raíces en las Escrituras inspiradas por el Espíritu Santo, sino en el politeísmo, en la religión pagana y en la filosofía pagana.

Por otro lado, la terminología usada en el trinitarismo es anticristiana y antibiblica, pues las palabra “persona”,  y peor aún la palabra “personas”, aplicadas al Dios único y verdadero, son completamente incongruentes y ajenas a la Deidad, porque Dios es Espíritu. Cuando se habla de una persona, está implícita la existencia de un ser humano, restringida a un cuerpo humano, sea hombre o mujer, con todas sus falencias, debilidades, pecados y fracasos. Además, en la Biblia no existe ningún uso de la palabra “personas”, en el sentido que le dan los trinitarios, es decir como el de tres "centros de conciencia" en la esencia del único Dios. Por otro lado, la palabra trinidad no existe en el léxico bíblico. En la Biblia aparecen relacionadas con Dios las palabras: Misterio de la Piedad (1. Timoteo 3:16), Deidad (Colosenses 2:9) Divinidad (Hechos 17:29), Unidad (Deuteronomio 6:4, Marcos 12:29, Romanos 3:30, Gálatas 3:20, Santiago 2:19) y Unicidad (Salmo 72:18, 136:4, Juan 5:44, 1. Timoteo 1:17, 6:16, Judas 1:25), pero trinidad no existe. La teoría de la trinidad es un desvío de la verdad doctrinal contenida y revelada por el Espíritu Santo en la Biblia.

La carta a los Efesios en su capítulo 2:20, dice Textualmente: “Edificados sobre (encima de) el fundamento de apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo”. Si usted desea saber cuál fue el fundamento que pusieron los profetas, lo puede hallar resumido en un solo versículo, el cual es Hechos 10:43 que dice: “De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en Él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre”. Se sobre-entiende que es el nombre de Jesús. El fundamento que pusieron los apóstoles, también está consignado en otro texto bíblico, que es el de Hechos 5:42. “Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo” ¡En ese fundamento que se llama Jesucristo, es que la Biblia ordena que debamos ser edificados! ¡No en un fundamento inexistente, como es la Trinidad!

A Israel se le entregó la revelación más gloriosa de todos los tiempos: “Oye Israel Jehová nuestro Dios; Jehová uno es”. (No tres). Y cuando Dios se manifestó como un hombre puro y perfecto en Jesucristo, no ignoró este mandamiento, sino que se lo transmitió a su iglesia, como lo vemos en Marcos 12:28-29. “Acercándose uno de los escribas, que los había oído disputar, y sabía que les había respondido bien, le preguntó: ¿Cuál es el primer mandamiento de todos? Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: OYE, ISRAEL; EL SEÑOR NUESTRO DIOS, EL SEÑOR UNO ES”.

Observemos que respecto del primer mandamiento dado por el Señor a Israel, la secta católica lo adulteró, enseñando que el primer mandamiento es solamente “Amarás a Dios sobre todas las cosas”, con el propósito de ocultar la Deidad, la Unicidad y la Unidad de Jesucristo quien es el único Dios, para poder así enseñar la torcida doctrina de la Trinidad.

martes, 5 de julio de 2011

Hombre Embarazado

Lesbiana Embarazada fue Presentada como el Primer "Hombre" Embarazado (No Hay un Tercer Sexo)

Por Alfonso M. Suárez

Nota: Este artículo fue publicado originalmente en el foro Pentecostales Apostólicos del Nombre, y luego fue ampliado para la publicación en este sitio web.  

Fotografía de Lesbiana Embarazada, que en el año 2008 
propagó la mentira de ser el primer hombre embarazado


Dios no es Dios de confusión (1. Corintios 14:33). Él llamó al hombre HOMBRE y a la mujer MUJER.  "varón y hembra los creó" (Génesis 1:27),  sin crear un "tercer" sexo, o sexo "neutral", según están tratando de establecerlo los movimientos de homosexuales, lesbianas y travestis.  

Muy apreciados hermanos y hermanas, saludos cordiales en glorioso nombre de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo (Tito 2:13).

Finalizando el mes de marzo de 2008, recorrió por todo el mundo la noticia de que un hombre había quedado embarazado y que se disponía a dar a luz una preciosa niña.

No hay cosa más lejos de la verdad, porque en realidad el tal "hombre" es una mujer que desde muy joven quiso "ser" como un hombre, y para lograrlo fue "transformándose" con la ayuda de la ciencia médica. Así que “se sometió a una operación en la que le quitaron el pecho e inició una terapia hormonal. Sin embargo, mantuvo sus órganos reproductores femeninos” [1]

Esta misma mujer con apariencia de hombre (debido a un tratamiento hormonal), expresó lo siguiente: «Habían pasado ocho años desde mi última menstruación, pero mi cuerpo ya se regulaba a sí mismo y no tenía que tomar estrógenos ni progesterona, ni siquiera medicamentos para favorecer la fertilidad con el fin de ayudarme en el embarazo» [2]

La desinformación que presentó a esta lesbiana como un hombre, se inició en una revista para homosexuales. “Su aparición... en la revista gay The Advocate, con su aspecto varonil, barba y el torso desnudo mostrando su tripa de embarazado, desató la polémica” [3]

El famoso “hombre embarazado” no es más que una lesbiana transexual, o sea una mujer disfrazada de hombre, debido a su tratamiento con testosterona (la hormona masculina). Esa es la razón por la que tiene barba. La Real Academia Española define transexual como “una persona que se siente del otro sexo, y adopta sus atuendos y comportamiento” y “una persona que mediante tratamiento hormonal e intervención quirúrgica adquiere los caracteres sexuales del sexo opuesto” [4]

La decisión por la cual esta lesbiana decidió quedar embarazada, fue porque la otra mujer de esta relación homosexual no podía “tener hijos debido a una cirugía que sufrió… para curarse una endometriosis severa” [5] Dicha transexual declaró: “El embarazo es una sensación increíble. Aunque mi barriga crezca día a día, yo me siento hombre y cuando mi hija nazca, yo seré el padre y Nancy la madre” [6]

Así que no debemos dejarnos "cautivar" por todas esas noticias sensacionalistas y amarillistas que solo buscan minar la fe, la santidad y la seriedad de las cosas espirituales que entre nosotros son ciertísimas (Lucas 1:1).

Mas bien, démosle la prioridad o el reconocimiento a las Sagradas Escrituras y a la revelación única de que Jesucristo es el Creador glorioso de todas las cosas que hay en el mundo incluyendo la raza humana, y que nada de lo que él ha hecho puede ser cambiado.

"Todas las cosas por él  [como autor (causa) y realizador (o cumplidor)]fueron hechas; y sin él nada de lo que es hecho, FUE HECHO" (Juan 1:3).

"Todo lo hizo hermoso en su tiempo; y ha puesto eternidad en el corazón de ellos, sin que alcance el hombre a entender  la obra que ha hecho Dios desde el principio hasta el fin... He entendido que todo lo que Dios hace será perpetuo; sobre aquello no se añadirá, ni de ello se disminuirá; y lo  hace  Dios, para que delante de él teman los hombres. Aquello que fue, ya es; y lo que ha de ser, fue ya" (Eclesiastés 3:11,14-15).

La Palabra de Dios condena toda práctica de homosexualismo, lesbianismo o que sea contraria a la santidad y pureza de los sexos que Él creó al principio. Una "deformación" voluntaria de la sexualidad natural, sana y satisfactoria, que Él estableció en cada hombre y en cada mujer, es una rebelión abierta contra el Creador y su creación.

Dígale NO! con todo su corazón y sinceridad, a la práctica pecaminosa de tener sexo hombres con hombres disfrazados de mujeres.

Dígale NO! con todo su corazón y sinceridad, a la práctica pecaminosa de la lesbianidad de muchas mujeres que tienen sexo con otras mujeres disfrazadas de hombres.

Como también dígale un NO! rotundo, a la práctica pecaminosa de tener sexo con perros, con caballos,  burras, ovejas, cabras, etc, porque es abominación y bestialidad delante de nuestro Dios Creador.

"No te echarás con varón como con mujer: es abominación" (Levítico 18:22).

"Ni con ningún animal tendrás ayuntamiento amancillándote con él, ni mujer alguna se pondrá delante de animal  para ayuntarse con él; es perversión. En ninguna de estas cosas os amancillaréis; pues en todas estas cosas se han corrompido las naciones que yo echo de delante de vosotros" (Levítico 18:23-24; Levítico 20:15-16).

"¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios" (1. Corintios 6:9-11).